Se recupera la casa principal y sus cuartos se convierten en regias habitaciones que incluyen espacios de convivencia con áreas de estar y área de descanso. El mobiliario fue cuidadosamente elegido para estar de acuerdo con los ambientes.
Se diseñaron áreas con una nueva construcción para albergar más habitaciones, cuidando que la propuesta fuera armoniosa con las construcciones originales.
En la zona elegida para las nuevas habitaciones, existen árboles que fueron contemplados en el diseño, se define una distribución que permite incluir a estos árboles en las terrazas y se ubican de forma que pasen a través de las losas y lleguen hasta la planta alta. El ambiente de estas terrazas es muy distinto al de las de la casa original, con lo cual se brindan ventajas en ambos casos, con diferentes características.
En el área del restaurante que se ubica en la antigua casa de máquinas, se conserva la estructura y se genera un vestíbulo con iluminación natural en el área en la que se ubica el bar.
Para acceder al área privada del mezzanine, hay un hermoso elevador que pertenecía al Palacio de Correos de la Ciudad de México y complementa perfectamente el ambiente “nostálgico” de la hacienda.
Los jardines son protagonistas de las zonas de esparcimiento, se contemplaron desde el inicio del proyecto, de forma que al momento de la inauguración del hotel, se presentaban en todo su esplendor.