Las villas cuentan con un espacio de descanso y un mezzanine (entrepiso) con balcón, tienen una terraza y jardín privado, generando áreas independientes y privadas para cada pieza. Al encontrarse en un espacio alargado que se va alejando del mar, se planteó una organización que les permite mantener visuales hacia la playa. Su disposición, junto con la inclinación alternada de los techos genera una configuración dinámica en el conjunto, haciendo un homenaje a la sinuosidad de la duna costera.
La residencia principal se desarrolla en 2 niveles frente al mar, cuenta con un área social con terraza y un estudio en la planta baja; y 2 recámaras en planta alta. Se procura mantener un ambiente privado a pesar de formar parte del conjunto. Es muy abierta hacia la playa y el área de la cocina está en contacto con estas visuales, ya que es una actividad que disfrutan mucho y en la que pasan mucho tiempo, por lo cual se privilegia. La recámara principal también cuenta con un balcón que la vincula hacia el paisaje de Sisal.
El espacio social de la residencia tiene la opción de vincularse con el área común de las villas, que es una gran terraza con áreas de apoyo que se convierte en el punto de encuentro y convivencia para los usuarios. Tiene una zona de bar-cocina y un gran espacio para colocar mobiliario con diferentes configuraciones, que permite desarrollar distintas actividades. Este espacio se vincula con la piscina y la playa.